Se abren sus ojos que pasan del sueño profundo a una sonrisa legañosa y preciosa, que nos despierta a todos. La ilusión comienza a verse en el brillo de su mirada que apunta hacia debajo del árbol de Navidad que decoramos hace días… Sabemos que el corazón le late con fuerza y que apenas puede retener sus emociones.
¡Han estado aquí! ¡En mi casa! ¡Esta noche!
Es posible que no le salgan las palabras y que solo pueda emitir sonidos que recibimos con cariño, comprensión y, por supuesto, emoción.
Y, allí está, ese paquete que posiblemente se envolvió a altas horas de la noche, perfecto y reluciente ante los ojos de nuestro pequeño. ¿Qué será? ¿Le gustará?
Oímos el sonido del papel mientras lo rompe con torpeza y lentitud. Le animamos y ambientamos el momento con exclamaciones y atenciones, que hacen que ese instante sea irrepetible para nuestros hijos y para nosotros.
Y pensamos que el gran esfuerzo que hemos hecho para que ese día fuera perfecto, ha valido la pena.
¡Os deseamos unas muy Felices Fiestas en familia!